6. LAS PRIMERAS NAVIDADES EN HOLANDA

CAPÍTULO 6
-LAS PRIMERAS NAVIDADES EN HOLANDA-



La navidad es esa época del año que pasas con la familia, jugando a juegos tontos, bailando y cantando (en mi caso)y comiendo, como si el mundo se terminara y debieras acumular energías suficientes para el resto de tus días. También es la época en que, si has lanzado las indirectas oportunas, conseguirás, al fin,  aquellos regalos que llevas pidiendo desde que se habían acabado las navidades pasadas. Esta es la teoría. Pero en Holanda no estaba yo muy segura de que fuese así, con lo que la incertidumbre era máxima. Al tener la casa nueva a puntito de caramelo, claramente nos tocó pringar y celebrar dos de tres días de navidad a parte del deseado y esperado fin de año.


En octubre, ya me di cuenta que los holandeses se toman muy en serio las navidades. Digo desde octubre, porque en ese mes ya vi que empezaban a vender decoraciones de navidad en algunas tiendas. Mientras iban pasando los meses y se acercaba la fecha, se veían más y más casas y establecimientos con muchísimas luces y árboles decorados. Nada que ver con España, que para nosotros adornar el balcón significa poner el típico Papá Noel tamaño miniatura, que hace el efecto que está subiendo por unas escaleras cargado de regalos y que se compra en el chino por un precio asequible. Pues aquí es todo lo contrario. Ellos se desviven en hacer decoraciones imposibles con un gran arsenal de luces, que valen una fortuna. A parte de la luminotecnia, también se toman muchas molestias en enviar postales a familiares y amigos. De hecho, mientras preparaba todas las postales para enviar, volví a sentirme como si tuviese 5 años otra vez. Ya lo dicen: “La navidad es mágica”. Mágica y cara.


Para los regalos a la familia, este año fuimos por la vía práctica utilizando el internacional “AMIGO INVISIBLE”, pero llevado a los extremos de la modernización. Como era un poco difícil juntarnos para elegir los papelitos, utilizamos una App que te decía la persona que te había tocado. A parte, la aplicación era bastante completita, porque te permitía en tu perfil añadir todas las cosas que te hacía ilusión recibir. Con el pretexto de ayudar un poco a la persona que te había tocado. (Aquí van por faena) Incluso podías añadir el link directo para comprarlo. Vamos, que al final era 0 sorpresa lo que podías pillar, porque era como quien hace la lista de la compra. Pero así lo quisieron, con lo cual: emoji con la boca cerrada con una cremallera.


Entre mi novio y yo fue diferente, porque queríamos sorprendernos con regalos inesperados. Lo que él no sabía es que yo tengo un sexto sentido para adivinar regalos y casi siempre suelo acertar (esta vez no fue menos). Estábamos una noche hablando de los regalos para su madre y le sugerí que podría ser algo de la marca Rituals, porque yo sé que a ella le gusta. Continuo pensando en voz alta y le digo:

- ¡Podríamos comprarle el calendario de adviento de Rituals que seguro que le gustaría!


De repente, le empieza a cambiar la cara. Yo no entendía nada, y se pone a reír como loco. Por lo visto, él había pensado justamente eso para mí. Le había estropeado la sorpresa sin saberlo…
Los días posteriores estaba rayada, porque en verdad yo quería el maldito árbol de Rituals, y pensaba que por adivinarlo me había quedado sin. Menos mal, que después de recapacitar un poco, se lo pensó y al final me lo regaló.


Como bien dice el nombre, es un calendario de adviento que funciona igual que los básicos de chocolate, pero en vez de chocolate, cada día puedes pillar un producto de cosmética nuevo. Me lo trajo  5 días antes de poderlo abrir. El problema, es que soy muy impaciente, y no me podía esperar por ver lo que había dentro. Clandestinamente, y cuando él ya estaba en el trabajo, abrí cuidadosamente un par de cajitas y luego las cerré igual que estaban para no levantar sospechas. Aunque soy buena actriz, para hacerlo un poco más emocionante no abrí la primera caja, así seguro que sería sorpresa real. Y coló porque me sorprendí con el primer regalo. Y coló, ¡Me pareció súper original!


Después de casi un mes apasionante, abriendo regalitos del árbol cada día, y envolviendo los que había comprado como si de una boutique se tratara, llegó la navidad. El primer día, el 24 por la noche, fuimos a casa de la madre de mi novio para celebrarlo con su abuelo también. Solo de entrada se me sirvió un señor copón de “Rosé Wine” (mi preferido) que mi suegra había elegido bajo mis rigurosos gustos e indicaciones. La premisa y única condición era:¡Si está dulce me vale todo! Para acompañarlo, comimos también unos aperitivos. La cena estuvo muy rica y en ese momento yo ya estaba casi tocando las castañuelas, porque como el vino sabía tan bien y tan poco a alcohol, eso bajaba como el agua. Aguantando la compostura ,frené el ritmo del “Rosé y me pasé a la Coca Cola. Aún afectada por el alcohol ingerido, sobre llevé bien la cena. Para el postre ya volvía a ser yo, pero lo que no sabía es que el postre traía sorpresa. Llega a la mesa con copas de helado con nata y un sirope de color amarillento (almíbar) que, visualmente, tenía muy buena pinta. Digo visualmente, porque al meterlo en la boca me pegó un fogonazo que me quedé tiesa. El alcohol en sangre me volvió a subir dramáticamente con sólo la primera cucharada. A todo esto, su familia se descojonaba con las caras que ponía, que parecía que había chupado un limón. Aunque estaba fuertecillo, estaba rico, así que ingeniosamente lo mezclé muy bien con el helado, para camuflar el sabor fuerte, y terminó neutralizado. Después de comerlo la que se quedó neutralizada fui yo.


El segundo día la celebración fue en mi casa. Ese día nos levantamos pronto para preparar la casa y abrir (finalmente) los regalos. Fue muy divertido, porque mientras yo ya había adivinado (por desgracia) todos los paquetes que había puesto debajo del árbol, él no tenía ni idea de lo que le había preparado. Puede parecer un poco de “rancia”, pero si, por ejemplo, pido una caja de plástico para ponerla en la bici y aparece con un bulto sospechosamente cuadrado y hueco por encima, no hace falta ser científico aeronáutico para saber qué es la cesta que quería.  O si pido una colonia del Zara, y entre las bolsas que traes una pone Zara… ¡Luego no te quejes que te adivino todo! Currate un poco más el packaging.


Ese día, después del “momento regalos”, nos pusimos las pilas para dejar la casa impoluta y empezar los preparativos. Mi suegra nos prestó unas luces de navidad que ella no utilizaba para que la pusieramos en casa y darle un toque más festivo. Pero como esas luces eran para el exterior, cuando las pusimos por todo el salón el efecto lumínico fue demasiado exagerado. La casa pasó de sosa a un club de alterne. Como le daba un punto “chic” e inesperado las dejamos.


Ese mismo día, era también cuando iba a presentar mi famosa “Tortilla de Patatas” ante la sociedad Holandesa, con lo que estaba un poco nerviosa por cagarla. Y la cagué, porque el fuego de gas me la jugó. Estaba acostumbrada a hacerla con Vitrocerámica y cuando la hice en la nueva casa, con el fuego de Gas no la supe controlar bien y me quedó cruda por dentro. La dificultad de esta comida (a parte de girarla que es todo un show), es que hasta que no la abres no sabes como está, porque la parte exterior puede estar medio doradita pero si no tienes cuidado, la parte de adentro se queda sin hacer. ¡Son muy traicioneras!. Y me traicionó. ¡Qué mal lo pasé cuando la abrí y me di cuenta de que no estaba bien! Mi familia política, intentó quitarle hierro al asunto comiéndose un trozo y diciendo que para ellos estaba rica. Mentira, estaba más crudo que el Sushi.


La velada terminó bien y el amigo invisible fue bastante divertido, sobretodo porque me regalaron dos veces la misma taza que quería en diferentes formatos. Se liaron con el programa que te da las pistas para los regalos y se repitieron. Pero no pasa nada porque como son diferentes medidas, en realidad es como tener dos distintas. Para culminar la noche, empezamos a jugar a la Wii Sports. Cuando ya no sentíamos los brazos por los movimientos exagerados que hacíamos mientras jugábamos a Ping-Pong, decidimos dejarlo y cada uno para su casa dando el punto final a la velada.  


Esa noche, dolida por la mala fama que había dejado como cocinera, me perjuré que para fin de año bordaría la tortilla. Tenía una segunda oportunidad para limpiar mi reputación.

Y no la iba a desaprovechar.

FIN DE AÑO 2018


I’m coming...

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Ole ole y oleeeeeee...... Esa tortilla a la próxima seguro q t quedará mejor. Muy divertidas estas navidades y ten cuidado con el rose Wine😍😂😂👏

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