5. ¡NOS HEMOS MUDADO!

CAPÍTULO 5
- ¡NOS HEMOS MUDADO! -


Cuando llegué a Holanda, mi novio ya llevaba viviendo unos meses en el primer apartamento y, desgraciadamente, solo teníamos contrato de 6 meses. Es así que, mientras deshacía las maletas, ya estábamos buscando un piso nuevo.

La búsqueda fue intensa, porque si en España está difícil encontrar algo, aquí es más fácil casi que te toque la lotería ( de hecho a un amigo de mi novio le ha tocado un pellizco. ¡Para que luego me llamen exagerada!) y como sin contactos no se va a ninguna parte, gracias a unos amigos de la familia encontramos, la que es  ahora ya nuestra nueva CASA. Si, he dicho CASA. Porque hemos pasado de un pisito/el cuadrado del amor a una CASA, de dos plantas.¡No empezamos mal el año!. Pero no todo ha sido bonito, ya que para conseguir su estado actual hemos pasado por 1 mes de locura y pintura en el pelo para rememorar.

- LA VISITA -


La nueva CASA está localizada en un enclave estratégico. Si el pisito estaba a 20 minutos del centro de la ciudad, ésta está a 8 minutos en bici (no me lo  estoy inventando, lo he consultado en el Google Maps) así que estábamos muy contentos por el cambio. Como el que nos alquila la CASA  es amigo de la familia, la primera vez que la visitamos nos acompañó la madre de mi novio. Solo llegar, nos quedamos muertos con el exterior. Se veía  muy bonita y el barrio no estaba mal. Nunca iba a ser lo mismo que vivir en el pueblecito donde estábamos, pero al menos ésta era lo suficientemente alta para que nadie anduviese fisgoneando como lo hacían nuestros antiguos vecinos.


Para mí, era la primera vez que iba a visitar una casa, así que me encontraba, ya de entrada, en un estado de nervios. Nos abren la puerta y nos encontramos con un recibidor, un tanto tétrico, y una escalinata con moqueta azul que nos llevaba a la primera planta. Subimos la escalera vertiginosa y nos topamos con un recibidor que separaba la cocina del salón. Nosotros ya estábamos con caras de flipados solo con la escalera y ese pequeño trozo, hasta que nos dejan entrar en el salón.
El salón, que está dividido en tres partes, (puntualizar que solo el salón ya era más grande que el piso en el que estábamos viviendo) y éste daba a la calle, con lo que toda la pared eran ventanas por las que entraba muchísima luz. Seguidamente salimos de allí, cruzamos el pequeño recibidor de nuevo y vamos a la cocina. Obviamente, no todo podía ser perfecto, y no lo era la cocina ni el baño. La cocina estaba un poco/bastante sucia pero si mirabas más allá estaba guay (si mirabas más allá del fideo amarillento aun pegado en los fogones llenos de salpicaduras de aceite, petrificado por el paso del tiempo).
Por lo demás, era grande y con muchos armarios, en bastante buen estado, que se separaban de la encimera donde estaban los fuegos, el fideo y la pica. Al lado había una puerta que parecía la entrada de una casa, (aun me sigo preguntando qué pinta ahí) que daba a un pequeño balconcito. A mi novio, no le impresionó mucho el factor fideo ya que tenía una cara de flipado que lo decía todo. Por lo que pudimos apreciar a simple vista, el antiguo inquilino era un poco guarro. Creo que desde el primer momento quedó claro, que en el tiempo que estuvo no limpió ni por casualidad y menos pintó, porque estaba igual que cuando había vivido una familia con niños.


Subimos a la planta de arriba, y la misma moqueta majestuosa que estaba en la entrada también estaba allí, pero esta vez más sucia y con manchas sospechosas. Por qué, ¿qué podíamos esperar de la planta de arriba si la de abajo no la había limpiado?. La parte de arriba también era muy espaciosa. Solo subir las escaleras había un espacio bastante grande con la forma del tejado, que era muy mono con una ventanita. Luego estaba el baño, un poco ochentero, con un vinilo en el suelo de cuadrados blancos y negros (que me espantó solo verlo) y la pared, que estaba revestida con unas racholas verdes. Luego si continuabas por el pasillo encontrabas tres habitaciones más. Unas pequeñas, que habían sido las infantiles, y la principal (nuestra futura habitación) la cual era muy grande y espaciosa.
Cuando pensábamos que lo habíamos visto todo, bajamos para irnos y nos hacen esperar ya que en la entrada de la casa, detrás de la escalera, había otra puerta cerrada con un pestillo. Nos dice el chistoso del propietario: This is the men’s cave! Vamos, la cueva o el zulo de los tíos que no era ni más ni menos que un sótano, al cual accedías por unas escaleras minúsculas de metal que daba la sensación que te despeñabas y no tenía ventanas. Solo bajé ese día y ni ganas de bajar nunca más. La put*da es que el cuadro de luces está allí, así que cuando se va la luz, en la oscuridad, has de bajar las escaleras, abrir el pestillo, la puerta y allí “in the men’s cave” se encuentra la caja con los botones. Si ya lo dije yo de entrada: ¡”Esta casa es como un Scape Room”!


A pesar de los detalles que vimos a mejorar, nos gustó mucho. Yse mismo día llamamos para confirmar que nos la quedábamos.

-IKEA -


El mes que teníamos antes de entrar a vivir parecía que estábamos concursando en esos programas en los que van a tu casa y te la ponen bonita. Pero en este caso sin profesionales. Empezamos pintando las partes que estaban en mal estado. Como no nos queríamos complicar, compramos solo pintura blanca, porque también teníamos que tapar esos detalles perturbadores que habíamos encontrado como: las paredes del salón (que estaban pintadas de azul pitufo), la cocina y el pasillo, entre otras cosas. El resto estaba en buenas condiciones, así que: NEXT!


Aunque ya partíamos de la base de tener casi todo de nuestro viejo apartamento, nos faltaban algunas tonterías más. Después de hacer un estudio de mercado de todos los sitios donde venden muebles, finalmente nos decantamos por ir al IKEA. Como el IKEA más cercano que tenemos está a 40 minutos (sí, es el más cercano), aprovechando el viaje nos acompañó también mi suegra que quería comprar un sofá cama.
Ese día, como habíamos tenido que ir a buscar el remolque + recoger a la suegra + el camino, no habíamos tenido tiempo de hacer el LUNCH, así que yo estaba en el coche mareadísima del hambre. Al no tener mucho tiempo, decidieron (no yo) entrar sin pasar por el área de comida e ir al finalizar las compras.


Entramos al laberinto del minotauro por el cual es famosa esta tienda, con mi barriga rugiendo (otorgándome el papel de minotauro en esa escena) hacemos la vuelta protocolaria por los diferentes escenarios de casas que te ofrecen para que te vuelvas un poco más loco de lo que estás,  si no tienes claro lo que quieres. Menos mal, que por nuestra salud mental, nosotros habíamos hecho una lista previamente con los códigos para ir por faena. Ponemos en el carro todo lo necesario e incluso encontramos una planta que parecía una palmera tropical que salía de un COCO. Mi novio y mi suegra, que además de pintora es profesional en el ámbito de plantas, eligieron la que estaba en mejor estado. Porque yo, en ese punto de la historia, después de 40 min. de travesía, con un mareo de la muerte y los rugidos de mi barriga in crescendo, me daba bastante igual todo ya. Mis pensamientos solo eran: salir a la parte final y trincarme uno de esos perritos calientes (si se le puede llamar así) que parecen de plástico, por 1€ y un cono de helado para rematar por si aún tenía hambre.  


Por las caras que ponía de desesperación, para ir más rápido nos dividimos para ir a buscar los muebles que necesitamos y dejamos el carro aparcado en la entrada de uno de los pasillos. Como no, Murphy se estaba divirtiendo esa tarde conmigo, así que el mueble que tenía que ir a buscar yo estaba al final de uno de los pasillos… ¡”Va no seamos negativos”! , pensé yo, así que me adentro en él, sin perder de vista mi carro, y lo cojo. A la vuelta, le echo un vistazo de nuevo al carro y veo como en cámara lenta una abuelita mete la mano en él y hace un intento de secuestro de mi cocotero. Como estaba relativamente cerca, apreté el paso. Finalmente terminé corriendo y fui flechada a pararle y de paso a decirle un par de cositas. ¡Muy chunga estaba yo! Y no era para menos, ya que justo lo que me faltaba en ese momento era que me robaran la planta que se habían tirado 10 min. en elegir mientras yo agonizaba. Así que llego, con los ojos inyectados en sangre de la mala ostia y del morro que puede llegar a tener, a veces, la tercera edad  y le digo:

- Hola, esa planta es mía, si quieres una están allí.
(señalando la localización de las plantas)


Intenté decirlo lo menos groseramente posible, aunque la yaya me lo había puesto difícil. Pero aunque lo intenté hacer lo mejor que pude, no me entendió porque no sabía inglés. Al ver desde la lejanía la situación, mi novio se apresuró en intervenir y poner buena cara diciéndole en holandés lo mismo que le había dicho yo, con un par de adornos, e intentar tranquilizar un poco el momento de tensión. La abuela, que se hacía la que no había entendido nada,  le sonrió y sacó de una vez por todas la mano del carro. Nos pusimos todos a reír por el “MALENTENDIDO”  (un robo con alevosía a mano armada en toda regla). Mi risa en ese punto era un poco falsa, y por fin se fue. Visto lo visto, mi novio no tuvo la valentía de decirme nada al respecto. Dejamos todo lo que llevábamos y al fin,después de darle un viaje a la tarjeta, fuimos a comprar algo de comer.

Dos coches y el nuestro con un pequeño remolque casi no son suficientes para todas las cosas que llevábamos. Empaquetamos todo y pusimos marcha a CASA, victoriosa, con mi planta bien agarrada. En la lejanía vimos al matrimonio de yayos con una planta similar, pero no tan bonita como la nuestra. KARMA.  

- La mudanza -


El día llegó. Un día precioso, por cierto, porque había nevado la noche anterior. Vamos, el día perfecto para mudarse (SARCASMO MODO ON). Además, ese día teníamos al perro de mi suegra porque ella estaba fuera y nos habíamos quedado de Doggiesitters. Zoë así se llama. La misma que cada vez que intentaba empaquetar trastos me gruñía y saltaba para que le hiciese caso. Zoë, la misma que después de un paseo de 1 hora y pico no tenía bastante. Zoë, que bonita eres, pero ¡qué pesada puedes llegar a ser!.


Como teníamos el remolque y también una furgoneta lo tuvimos listo en 2 viajes. En el segundo me quedé yo con ella en casa mientras empezaba a desempaquetar cosas. Pobre animalico, estaba ya agobiada y estaba en modo pesada. Llegan del último viaje y mi novio la ve:

- Ah, está así porque deberíamos darle otro paseillo. ¿Puedes ir tu?

Aunque me intenté escaquear, no coló y me tocó ir a pasearla. Frío de nieve y medio lloviznando... Vamos por la calle de mi
CASA, que es residencial y luego giramos para completar la manzana y vamos a dar a una calle donde hay una carretera principal muy concurrida. Continuamos caminando y cuando casi vamos a llegar para girar y terminar la vuelta, me empieza a tirar mucho de la correa. Después de estar cuidándola 2 días ya le había pillado el tranquillo y sabía lo que quería. Desgraciadamente, cuando el animal se pone a tirar de esa manera es que simplemente se está CAGANDO y ha encontrado el lugar perfecto para dejar el regalito. ¡No podía ser,en esa calle no! Me había dejado las bolsas de la caca y el semáforo estaba rojo. Podía notar todas las miradas de los coches que estaban parados esperando para arrancar. En ese momento, me tira de la correa y salta, la desgraciada, como a una especie de jardín VALLADO de una empresa. Se pone en la postura y empieza a hacer sus necesidades. ¡Qué vergüenza! Por suerte fue rápida, las plantas eran muy altas y podría haber estado perfectamente meando
(porque es una perra) y el punto clave es que la caca no se veía. Así que cuando terminó y volvió a mi lado, aun los coches esperando, me hice la loca y empecé a andar muy rápido como si nada hubiera pasado, para por fin, llegar a mi CASA.
Al terminar de poner todo en su lugar, nos sentamos a descansar y pedimos unas pizzas para podernos reponer de la jornada. Al rato, vinieron mi cuñada y mi suegra y cual capítulo de la serie FRIENDS, dimos por terminada la mudanza y la inauguración de nuestra nueva
CASA.   
Esa misma noche me di cuenta de que cada vez que tuviese que ir a hacer un pis en medio de la noche, tendría que bajar a la planta de abajo.

WELCOME TO THE NEW  HOUSE

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